martes, 27 de octubre de 2009

¡Qué barbaridades!

Pues bien, hoy me encuentro sentado frente a mi computadora, feliz porque después de algunos días de desaparecida (te quiero Vic jajaja) llegó nuevamente a mismanos una pequeña hoja llena de palabras que a simple vista son inofensivas y es que, gracias a que mi hermana estudia en Filosofía y Letras en la UNAM, pude obtener un hermoso ejemplar: propaganda política del SME.

Mi postura política el día de hoy quedará relegada a segundo plano, trataré (no aseguro nada) de mantener mi opinión acerca de este sindicato a raya, por lo menos hasta el final de la presente entrada. Como lo sabrán -y para quienes no lo sepan- soy estudiante de la carrera de Comunicación Social en la UAM, lo que marca una diferencia en nosotros respecto a otros estudiantes de comunicación en otras universidades es algo llamado análisis del discurso, cosas que sirven para "desenmascarar" a aquellas personas, instituciones y demás cosas que nacieron en día de muertos por aquello del miedo que nos provocan; sin embargo esta pequeña y hermosa herramienta que sirve para analizar al lenguaje puede ser llevada casi a cualquier cosa inclusive propoganda del SME, aquí les presento el listado de cosas que encontré.

El título de la hoja dice lo siguiente: A volcar la solidaridad de la UNAM con el SME, hasta aquí todo va bien, la UNAM se ha caracterizado por proporcionar apoyo a luchas sociales; posteriormente en cuanto comienza el texto podemos observar hacia donde quieren llevar nuestra atención y es que en la primera línea tenemos una frase que a todas luces es una mentira, la transcripción textual es la siguiente: "El sábado 10 de octubre, los militares toman la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC)", muy bien mi duda aquí es la siguiente ¿en qué momento llegó el ejército a tomar las instalaciones de Luz y Fuerza, en ningún momento se supo que esto sucedió.

Después de criticar a Calderón, Carstens y Lozano (no podía faltar) y de ofrecer una cantidad de personas que apoyaron su marcha hacia el Zócalo capitalino, que podría provocar malentendidos por su falta de contundencia -cientos de miles-, se comienza a desplegar una retórica que quiere hacer que las personas que leen esta pequeña hoja se identifiquen con ellos, al nombrar como "a ellos, los de arriba, los de la clase política" y a "nosotros, los de abajo" buscan que la gente se apropie del movimiento al ser incluidos en estas cuantas palabras, si esto no fuera suficiente se utilizan frases con falta de argumentación para sustentar lo dicho y provocar una emoción: "somos muchos más y tenemos la razón", la razón es subjetiva pero en últimas fechas es una hermosa palabrita que viene y va a todos lados, todos la tienen y son sus guardianes celosos.

Después de todas estas palabras que lo único que buscan son la unión de opiniones comienza lo realmente importante: las acciones a tomar conjuntamente con ellos, entre éstas se encuentra "sembrar rebeldía", al hacerlo no habrá policía federal que "nos" detenga. Dos puntos sobre estas palabras saltan a la vista si se les analiza cuidadosamente. Por un lado tenemos la convocatoria abierta -e irresponsable- a cometer actos rebeldes sin que se establezca un límite de acción; por el otro tenemos la primera contradicción del texto: no habrá policía federal que los detenga, al inicio del texto se hizo mención de los militares tomando las instalaciones de Luz y Fuerza, entonces qué pasó, fue el ejército o la policía federal la que cometió tan "horrible" hecho.

Continuará........

lunes, 26 de octubre de 2009

Adiós

Heidegger lo dijo: El momento más importante de nuestra vida no lo llegamos a vivir: nuestra muerte. Piensa en la persona que más quieres, la que más odias; ahora imagina por un momento que no está, jamás volverá a estar frente a ti, jamás escucharás su voz nuevamente ¿qué harías? Ahora cambiemos un poco las cosas, piensa en tu propia muerte, no como un hecho postergable sino como algo tangible e inmediato ¿cómo se sentirían aquellos que te quieren -o te odian- si ya no estás en este espacio y tiempo?

La muerte es algo en lo que no pensamos y cuando llegamos a hacerlo la vemos como algo distante, un hecho que le sucede a los demás pero después -en unos años- te sucederá a ti. Así vivimos, con la vida ganándonos, sin pensar en consecuencias ni en "el final" de tus días; pero entonces algo pasa, alguien cercano a nosotros se va para nunca volver y es en ese momento en el que nos damos cuenta de nuestra finitud, de nuestra fragilidad; entendemos que no somos eternos y que aquello que no se dijo o no se hizo jamás se podrá decir o hacer.

¿Qué hacer entonces? vivir con miedo pensando que la muerte nos acecha en cada rincón, dando la vuelta en la esquina; o tal vez simplemente caer en el conformismo tras la aceptación de nuestro inminente descenlace, al fin y al cabo la muerte es algo inmutable en el ser. La decisión, como todo en esta vida, es individual; lo más apropiado sería vivir cada día, cada instante como si fuera el último, pensar de esta manera puede ser perturbador, viéndolo fríamente es real, tangible y doloroso.

Vivir siempre nos llevará a la muerte, el cómo lleguemos al final es responsabilidad de cada uno de nosotros.